Desciframiento Aristotélico del “Logos” de YHWH
La Génesis de Nuestra “Súper” Especie mediante la
Elección de Dios, o la Preservación de la Raza Favorecida
en la Lucha por la Posesión de la Tierra
por Marek Glogoczowski, Ph.D.
27 de Marzo de 2006
Traducido e publicado por Alonso González de Nájera el 18.11.12 en http://editorial-streicher.blogspot.com/2012/11/marek-glogoczowski-desciframiento.html
Marek Glogoczowski y la localidad de Zakopane
Palabra del traductor:
En http://zaprasza.net/a_y.php?article_id=9256 se publicó en inglés en Marzo de 2006 este texto (de Diciembre de 2005) del profesor Glogoczowski. Al traducirlo nos pareció que ya habíamos recorrido estas palabras. Y, claro: habían sido citadas por John Kaminski en un artículo suyo que publicamos en este sitio en Diciembre de 2011 (“¿Somos Nosotros o Ellos?“). De esa manera, se completa y redondea la tesis planteada por Glogoczowski, que encaja perfectamente con la entrada recién anterior. La crítica suya, nuevamente, reviste mucho interés por su enfoque psico-biológico de fenómenos que suelen analizarse en términos histórico-sociológicos. Y tiene toda la razón en cuanto a que se le ha dado vida a un artefacto inanimado (un dios, un libro), y que se ha privilegiado lo Artificial por sobre lo Natural, precisamente por falta de una grandeza de alma (megalopsiquia) y un exceso de imbecilidad (oligopsiquia).
Resumen
El acercamiento del autor al mensaje de la Sagrada Escritura Hebrea está basado principalmente en la lógica escondida en la palabra YHWH, la cual palabra (“logos“) es posible clasificar entre las nociones artificiales de la categoría más general. Una vez que tal aristotélica categoría general es establecida, por una deducción lógica es posible predecir la variedad entera de conductas que caracterizan a la gente que permanece bajo la dependencia de YHWH. El objetivo de las actividades de estos celosos “siervos” de YHWH resulta en verdad ser bastante simple, pues consiste en una proliferación agresiva de la sub-especie humana —o mejor dicho, de la “súper-especie”— de los “elegidos de Dios“, especializada en la interceptación de la riqueza de toda la Tierra. Como lo recuerda Israel Shamir en su libro “PaRDeS”(Paraíso), ya los “Salmos” de David anuncian la venidera “nivelación” y subyugación total a Israel de nuestro planeta:
“El SEÑOR (¿Israel?, ¿el oro?) llegará a ser rey sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será uno y su nombre (Israel/Mammón) será uno. Toda la tierra será convertida en una llanura (desierto monótono), pero Jerusalén permanecerá en lo alto (en un montón de oro), y habitará con seguridad (autoencarcelada allí)”.
Tal proyecto bíblico de la “tierra plana” es completamente patológico desde el punto de vista de todo psicólogo honesto, pero a pesar de ello está siendo rigurosamente llevado a cabo actualmente por el “Imperio Gemelo” de EE.UU./Israel. El autor postula que la actual dominación geopolítica de los “siervos” de YHWH resulta de una trivial estafa cognoscitiva, que consiste en la substitución de la Ley Natural por una Artificial, insertada en la Biblia. Gracias a la precisa definición aristotélica de la differentia specifica, que distingue a la Vida (zoa) de la materia no organizada y no-viviente (hyle), así como de los productos del trabajo del hombre (tejné), es posible recordar (anamnese) la Ley Básica de la Naturaleza Viviente, conocida en la Antigüedad por Platón y Aristóteles, y en tiempos modernos por Lamarck y Piaget. Esta LEY DEL HILOZOÍSMO corresponde al aristotélico “Primer Motor” o “Motor Inmóvil”, que condiciona los comportamientos de todos los organismos vivos, incluyendo los sueños infantiles (y los actos canallescos) relatados en la Biblia acerca de superhombres hebreos. Una vez que esta LEY DE LA NATURALEZA VIVIENTE llegue a ser ampliamente reconocida, el patológico “Proyecto de la Tierra Plana” de la Nueva Jerusalén será anunciado ad calendas graecas. El presente ensayo puede servir como un “prólogo” para los trabajos más tempranos del autor sobre este tema zoológico-religioso, en particular como una introducción al ensayo completado hace dos años “Señor de la Ignorancia“, y a un diálogo más largo, escrito cinco años antes, titulado “Síndrome del Relojero Ciego“.
1. El Culto Anglo-Sajón de lo Artificial
Armand Cleese, director del Instituto de Asuntos Europeos en Luxemburgo, autor de interesantes libros sobre los Imperios inglés y estadounidense, nos dijo durante el Foro Público Mundial en Rodas en 2003, que EE.UU. se considera a sí mismo como “el faro del mundo“. En opinión de los consecutivos presidentes estadounidenses, su país es una encarnación de la bíblica “ciudad en la colina”, que emana de sí misma la luz, que se supone que todas las otras naciones siguen. El ejemplo más reciente de tal actitud “parecida al Señor” fue dado por el presidente de EE.UU., George Bush hijo, quien en su discurso de propaganda pronunciado en Kyoto el 15 de Noviembre de 2005 pidió a los líderes de la vecina gigante atea China seguir el camino de la Democracia, que fue establecida (con la ayuda del Ejército estadounidense) en Japón, Corea del Sur y Taiwán. En particular Bush hijo pidió “abrir” China para la libre enseñanza de la Biblia, que en EE.UU. es la fuente esencial de inspiración de esta “nación bajo Dios”.
En la Biblia, la persona central (aunque invisible) es el Dios (o D–s, como lo escriben los judíos), que en los textos sagrados revela su único nombre YHWH, que significa “yo soy quien soy” en hebreo. El acento puesto en el “soy” de este antiguo nombre de Dios, hizo al filósofo Filón Judío, que vivió en Alejandría y que fue contemporáneo de Jesús de Nazaret, llamar a YHWH con el significado de “EXISTENTE”, término que subrraya la presencia eterna de este dios-persona. ¿Pero qué otra información podemos deducir de estas famosas cuatro letras del alfabeto hebreo?. A primera vista este corto nombre no nos ofrece mucha información sobre “nuestro” (es decir, judeo-cristiano) Dios, salvo que se supone que es eterno (y así “existente”). Pero esto es sólo un juicio muy superficial. El trabajo de un filósofo profesional —a cuya categoría de investigadores pertenece actualmente el autor— consiste en la aclaración del sentido de términos frecuentemente comunes, que en su esencia representan características completamente diferentes de las apariencias (doxa, en griego), a las cuales la gente está acostumbrada.
Según es considerado el nombre YHWH, “yo soy quien soy” (o “soy existente“, en la interpretación de Filón de Alejandría), la tarea de un filósofo es relativamente fácil. Ya varias décadas antes de la completación del texto de la Biblia [Antiguo Testamento] a mediados del siglo V a.C., un bien conocido en la Antigüedad (probablemente también en Babilonia) filósofo griego llamado Parménides, mediante un razonamiento puro formó la famosa Paradoja del Ser (o, para usar el término de Filón, de lo “Existente”). Como lo recuerda Wladyslaw Tatarkiewicz:
«Del simple principio tautológico de que “el ser existe, y el no-ser no existe”, Parménides dedujo varias cosas, a saber, todas las propiedades del ser. (…) “El Ser no tiene ningún principio, ya que ¿de dónde podría provenir?. Sólo de un no-ser. Pero el no-ser no existe. No puede tener un final, además, debido a la misma razón. (…) El Ser es así eterno. Más encima, es continuo y en general invariable, ya que sólo puede cambiarse en un no-ser; no es divisible, ya que las partes de un ser, no siendo un ser en sí mismas, deben ser un no-ser; no tiene diferencias en sí mismo, porque todo esto, que es diferente de un ser, es un no-ser”. Esto significa que el ser es unitario e invariable; es lo opuesto del devenir y la multiplicidad».
Como lo enfatiza Tatarkiewicz, el “ser”, definido por tal lógica deducción, es únicamente un producto (un artefacto) del pensamiento, sin relación con el mundo que es experimentado por los sentidos humanos. Lógicamente tal “ser” (Existente, o YHWH) fue capaz de manifestarse ante la gente sólo después de la invención del lenguaje que contenía el verbo “ser”. Además, la fascinación con un “ser”, la cual dio origen a un importante campo de la filosofía llamado Ontología, comenzó una vez que la mencionada Paradoja de Parménides fue puesta en forma escrita. Antes de la invención de la escritura, la declaración “yo soy“, o “yo soy quien soy“, no provocaba en nadie la impresión de un misterio: si resulta que encontramos a alguien declarándonos “soy quien soy“, tenemos un sentimiento de que tal persona está tratando de ocultar su personalidad.
2. YHWH, el “Dios” Supra-Natural — y por ello Artificial
De la declaración “yo soy” podemos deducir que el medium que la pronuncia se considera a sí mismo una persona. Además, al repetir “yo soy“, pone un acento sobre su invariabilidad: “Soy el mismo a lo largo de los siglos“. Tal declaración significa, en su sentido místico, que al pronunciarla la persona es invariable en el tiempo y el espacio. No está por lo tanto sometida a los cambios relacionados con la maduración del hombre vivo, el envejecimiento y la muerte, ni está obligada a realizar movimientos cíclicos, como comer y respirar, que son esenciales para la supervivencia de todos los animales. El mensaje que está implícito en la declaración escrita “YO SOY (QUIEN SOY)”, significa que tal grupo de letras NO ES VIVIENTE en el sentido aristotélico de zoé, “la vida” (es decir, carece de actividades vegetativas y fisiológicas). La única posibilidad natural de existencia de una “persona” tan extraña dentro de la Biblia consiste en que ES UN SER ARTIFICIAL, que se manifestó a sí mismo sólo en la mente de Moisés, quien tuvo alucinaciones en el desierto en las que oyó una voz desde un arbusto ardiente (un fenómeno comúnmente experimentado por individuos que permanecen en soledad por un largo tiempo, sobre todo en la nieve o en desiertos de arena). Una vez que la historia de las alucinaciones auditivas de Moisés fue puesta en forma escrita, aproximadamente hace 2.500 años, YHWH comenzó a existir en las páginas de la Santa Biblia.
Llamemos provisionalmente al invariable (y por ello no-viviente, en términos de Aristóteles) YHWH como “el dios artificial”, o, abreviadamente, EL ARTIFICIAL. ¿Qué tipo de información podemos deducir de una noción tan general como “el d–s de Abraham, de Isaac y de Jacob”?:
1.— Los así llamados “creyentes en la Biblia” (judíos ortodoxos y la mayoría de los cristianos protestantes) consideran a este dios artificial y virtual como “bueno”. Ellos consideran así como bueno a algo que es artificial. Lo opuesto de “artificial” es “natural”, de modo que todo lo que es Natural debería ser “el mal” para ellos: la luz natural —en particular la del Sol, simbolizada por el signo indoeuropeo de la esvástica— es el mal, mientras que la luz artificial es por supuesto buena, en particular la luz de la Menorá o candelabro ritual hebreo.
2.— Los adoradores de YHWH, que proponemos llamar “yahvistas”, tienen un desprecio inculcado desde su infancia hacia todos los objetos y leyes naturales, que son despreciadas por su “Amo” Artificial ya en “su” Primer Mandamiento. Estos Odiadores de la Naturaleza adoran así Leyes Artificiales contenidas en sus Sagradas Escrituras. Dado que un hombre siempre es nacido como una entidad viviente natural, el sacerdocio (los “siervos”) del Artificial, por medio de un rito artificial de circuncisión hace a los bebés varones llevar, por el resto de sus vidas, el signo oculto de su pertenencia al Pueblo Artificialmente Elegido. Naturalmente estos “elegidos” morarán en una separación artificial de las otras sub-especies humanas naturales (“animales”). Y por supuesto la conducta artificial e hipócrita de estos “elegidos” se supone que dominará sobre la conducta natural y franca de los valientes y de mentalidad abierta —y por ello “malditos por Dios”— “animales” humanos.
3.— El paisaje natural es por supuesto el mal, mientras que el artificial es con toda evidencia agradable a su invisible Señor. Los adoradores de YHWH son por ello estusiastas habitantes de las ciudades. Ellos tratan con desprecio a la gente así llamada “subdesarrollada”, que está acostumbrada a vivir en armonía con la Naturaleza.
4.— De acuerdo con el Primer Mandamiento de su Decálogo, todos los Dioses Naturales se inclinarán delante de su SEÑOR artificial, mientras que todos los animales —incluídos los “animales humanos”— de la Tierra llegarán a ser esclavizados, o erradicados. Todos estos remanentes de un pasado “animista” (y “animalista”) desaparecerán, sustituídos por el Reino Mundial de lo Artificial, continuamente iluminado con luces artificiales y decorado con árboles artificiales y flores artificiales. Se supone que este Nuevo Mundo será poblado con robots-hombres artificiales, que harán el amor artificial y se conformarán a la Ley artificial, imponiendo en todas partes su cultura artificial y su ciencia artificial. Como lo exclamó hace 2.500 años el profeta hebreo más prominente llamado Isaías, “HABRÁ UN NUEVO CIELO (ARTIFICIAL) Y UNA NUEVA TIERRA (ARTIFICIAL)”.
3. Mammón como el “Señor” Artificial
Éste es en efecto un proyecto impresionante de la “Segunda Creación, Mejorada, del Mundo” realizada actualmente en todo el mundo en particular por Estados Unidos. Iluminados por el resplandor del proyecto bíblico de la “Nueva Jerusalén”, llamado por los consecutivos Presidentes de EE.UU. como “la ciudad resplandeciente en la colina“, los misioneros de lo Artificial tratan de pasar por alto el hecho de que el mundo que ellos tienen la intención de “re-crear” está llegando a ser cada vez más estéril y feo. Resumamos nuestros argumentos “anti-yahvistas” en unos pocos puntos.
1.— Todos los historiadores bien educados, especializados en la Antigüedad, saben que las tentativas de organizar el mundo de un modo completamente artificial estaban presentes ya hace dos mil o tres mil años. En ese entonces el “dios de la fuerza artificial” era llamado Mammón, el dios de la riqueza, adorada en particular en Fenicia (Cartago) y en Israel. La milagrosa “virtud” del dinero, que “puede comprarlo todo, incluso las virtudes humanas“, fue excelentemente descrita por el dramaturgo renacentista William Shakespeare en su “Himno a la Gloria del Oro“, incluído en su obra “Timón de Atenas“. Tres siglos después de Shakespeare, el despreciado por todos los yahvistas Karl Marx se atrevió a sostener que “el dinero y el comercio son el verdadero dios de Israel“, y que “el dinero se ha convertido en el dios del mundo, delante del cual todos los otros dioses humanos se supone que se inclinan“.
2.— Estos países y grupos sociales, que gastan la mayor cantidad de dinero a fin de asegurar su subsistencia, están necesariamente viviendo en las condiciones más artificiales. Esto es válido en particular en el caso de EE.UU. hoy, cuyos gastos en ciertas áreas cruciales, como armas y/o medicamentos, están igualando —o incluso sobrepasando— los gastos análogos del 95% restante de la población mundial. En la oscuridad permanece el hecho de que tal súper-consumo necesariamente implica la súper-abundancia de la basura post-consumista. YHWH así, el artificial “dios de Abraham, de Jacob y de EE.UU.”, es un ser virtual, que sistemáticamente trata de cambiar nuestra Tierra en un erial cubierto de basura.
3.— La dependencia siempre creciente hacia los “bienes” materiales tiene inconvenientes esenciales, que la ciencia y los periódicos en los países “libres para mentir” se supone que deben esconder de los ojos del público. El esquema de estos inconvenientes es siempre el mismo: una “funcionalidad” externa causa el repliegue, después de un tiempo más corto o más largo, de las facultades internas de un sujeto, que comenzó a confiar en estas funcionalidades. (Por ejemplo, las inyecciones de inmunoglobulina exógena, que los turistas europeos y estadounidenses que viajan por India toman a veces a fin de obtener una protección adicional contra la malaria, están automáticamente deprimiendo la síntesis endógena de esta proteína vital, de modo que después de tres o cuatro semanas de una incrementada resistencia a las enfermedades, los organismos de las personas que tomaron inyecciones de inmunoglobulina comienzan a ser menos resistentes durante un período más largo).
4.— Como un resultado acumulativo de la vida continua en condiciones artificialmente “mejoradas”, que caracterizan en particular a la civilización anglosajona, el número de gente que se pone obesa, floja, miope, carente de pigmentación y con capacidades mentales disminuídas, llega a ser sensiblemente más alto que en los países todavía no totalmente “desarrollados”. Es en estos “países bajo D–s” que esperaremos estallidos consecutivos de patologías superindustriales, comerciales y culturales. Estas nuevas patologías, como la famosa paradoja estadounidense de la “guerra contra el terrorismo”, arriesgan provocar la devastación total de nuestro planeta.
4. La Ley del Hilozoísmo como el “Ser” de Aristóteles Invariable en el Tiempo y el Espacio Todo esto indica que existe la ley, en la literatura “científicamente no correcta” llamada la LEY DE LA BIOLOGÍA o “Ley de Lamarck”, que causa que los órganos ejercitados crezcan en tamaño y fuerza, mientras que los que no se utilizan disminuyen, e incluso desaparecen de un modo heredado. El origen de esta Ley de la Materia Viviente (Hilozoa en griego) es en efecto trivial, lamentablemente casi completamente descuidado por la biología moderna. En una diferencia con todos los objetos inanimados, los cuerpos vivos disponen de un sistema de regeneración automática de todos sus elementos dañados (“usados”). Además, a fin de mejorar nuestra supervivencia a largo plazo, el sistema dentro de nuestros tejidos está construído de tal modo que los órganos crecen en tamaño y complejidad —y así en fuerza y perfección— después de cada ronda de su ejercicio. Esto significa que mientras más un hombre (o cualquier otro animal) ejecuta una serie dada de movimientos, más llega a estar capacitado para su realización.
Tenemos que recalcar que la aquí recordada (la platónica anamnesis) LEY DEL HILOZOÍSMO —también conocida como Ley de Lamarck o el principio de Jean Piaget del “reequilibrio mayorante”— DEBE EXISTIR, pues de otro modo nuestros propios esfuerzos continuos para hacer frente a la gravitación de la Tierra, esfuerzos para enfrentarnos con diversas irradiaciones y con toxinas, gérmenes y virus escondidos en la comida que comemos y en el aire que respiramos, harían que nuestros cuerpos pronto se desintegraran por el desgaste de sus órganos. Esta LEY DE LA NATURALEZA VIVIENTE es por supuesto enérgicamente negada por todos aquellos que han construído su representación mental de la “vida” sobre la visión bíblica de “autómatas que siempre se multiplican”. Sin embargo dicha ley EXISTE y nos dice que todatejné, que significa LOS PRODUCTOS ARTIFICIALES DE LA INGENIOSIDAD DEL HOMBRE, NO SON CAPACES DE CREAR INFORMACIÓN. Como lo confirma la auto-observación de cada deportista y cada honesto hombre de ciencia, su “in(terna)-formación” —esto es, la estructura dinámica de sus cuerpos— aumenta sólo durante los períodos de recuperación después de un ejercicio de sus músculos y de sus capacidades mentales. Ni las herramientas simples ni las máquinas complejas, por su definición como objetos “no organizados”, disponen de un sistema incorporado de “sobre-recuperación” (la reéquilibration majorante de J. Piaget).
¡Atención!: La “in(terna)-formación” que está presente en cualquier objeto es —de acuerdo con una conocida definición de Shannon— la medida del abandono de su estructura del estado de “entropía” (la total homogeneidad de la distribución) de sus componentes. Por ejemplo, según esta definición, un pizarrón vacío (“tabula rasa“) contiene menos información que el que tiene dibujadas figuras de tiza; también la “in-formación” representada por un bosque montañoso es mucho más alta que la que nos entrega un desierto plano o un mar carente de vida. Y por supuesto la in(terna)-formación que está acumulada en un hombre adulto es varias veces más grande que la que está presente en un bebé recién nacido: como lo calcularon biólogos moleculares en el año 2000, el embrión humano tiene sólo 30 mil genes diferentes, mientras que un hombre adulto tiene más de 100 mil.
5. El Mal que Irradia del Culto Yahvista de la Tejné y de Mammón
Una vez que comenzamos a considerar la esbozada LEY DE LA CREACIÓN DE LA INFORMACIÓN como un “Ser”, que inmanentemente condiciona la presencia de la realidad que percibimos, comenzamos a ver el mundo entero de un modo muy preciso. En primer lugar notamos que esta Ley de la Naturaleza nos permite evaluar, con un grado alto de exactitud y objetividad, lo que es MALO y lo que es BUENO, tanto en nosotros como en nuestro entorno. En particular consideraremos como malos estas leyes, estos dioses y estos medioambientes nuestros que no estimulan el crecimiento de la información, término por el cual entendemos tanto la complejidad total de nuestros cuerpos como la calidad del conocimiento acumulado en nuestros cerebros (y de nuestros vecinos). Tal determinación objetiva (también en términos matemáticos) de lo que está bien y lo que está mal, converge con la antigua comprensión griega de que un hombre de comportamiento sincero y maduro (ética), y de gran conocimiento (dianoética en términos de Aristóteles), es por definición un hombre de bien. No hace falta decir que los hombres de maneras infantiles y de fobias que resultan de su comprensión infantil del mundo, están naturalmente irradiando el mal.
Como lo destacamos antes, de la LEY DEL HILOZOÍSMO podemos deducir que todos los productos artificiales e inanimados (tejné) del ingenio del hombre no son capaces, por sí mismos, de aumentar el nivel de información en la biósfera, y por ello han de resultar nocivos, a largo plazo, para el bienestar de la Naturaleza (de la cual, según Aristóteles, los humanos son una parte indivisible). La necesaria pérdida de información (empobrecimiento de la bio-diversidad) en todos los países que están “bajo D–s” fluye no sólo de la Ley de Lamarck, sino también directamente del hecho de que YHWH, tomado como un Absoluto, no irradia de modo alguno ninguna información: considerado como un “ser”, es por definición homogéneo en las cuatro direcciones del tiempo y el espacio, y así como una Persona (“YO SOY”), tiene su “cara” de una eterna y tridimensional “tabula rasa“.
Es por ello lógico que toda la gente que se desenvuelve en la Luz Artificial que emana de las escrituras (“logos“) atribuídas a esta antigua monstruosidad hebrea, deba ser conducida por una ética y una dianoética del mal (esto significa la comprensión infantil del mundo). Ya que YHWH es “el dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, no sólo los hechos de estos patriarcas estuvieron, por una definición de su SEÑOR, estigmatizados por el mal, sino que este mal estuvo necesariamente presente en las obras de los profetas inspirados por YHWH, en particular en los hechos de Moisés. Además, el mal “dianoético”, derivado de la infantil (mala) comprensión que tiene la Biblia con respecto a la Naturaleza, debe estar presente también hoy, en particular en las llamadas “leyes patrióticas” de la pandilla de “neo-conservadores” que actualmente controla a Estados Unidos. Estos piadosos “levitas del Nuevo Israel” están abiertamente orientados a la subyugación y la posterior uniformización (“cambiando hacia un plano”) del planeta entero.
6. YHWH como “Fuente de Irradiación” del Cáncer Planetario
En el Nuevo Testamento la información más importante acerca de las malas intenciones del “D–s de los hebreos” nos la proporciona el fariseo Saúl, que repentinamente se convirtió al cristianismo odiado por él y llegó a ser famoso como el apóstol Pablo. De acuerdo con la infantil manera (la ética) hebrea de su charla sin sentido, a la cual él se ha acostumbrado durante los largos años de su educación religiosa anterior, este “mensajero de D–s” instruyó a los ingenuos cristianos con que “El mayor servirá al más joven, ya que yo (YHWH) amé a Jacob, y a Esaú yo (YHWH) odié” (Romanos, 9:13). ¿Cuán antinatural jerarquía familiar significa esto en su esencia?. Visto desde el antiguo paradigma socrático, el bíblico Jacob, que era un hombre sedentario y afeminado, listo para trabajar duro a fin de conseguir una compañera de aspecto atractivo, tenía un alma “avarienta y lujuriosa” sensiblemente hipertrofiada, que caracterizaba a la clase “alimentadora” de la población de la antigua polis. Una especie más noble de alma era dominante en su hermano mayor el cazador Esaú, que estaba motivado por los deseos de la parte “irascible” y “sensorial” de su personalidad, característicos de los “señores naturales” de Platón y Aristóteles.
La historia de la supuesta preferencia de “D–s” por el laborioso, avaro y “manso” Jacob, enseñada a ingenuos no-judíos por Pablo, es una indicación de que este Apóstol Artificial subconscientemente quería cambiar a las despreciadas por él naciones irascibles y liberales de los romanos y griegos, en “mansas” y “pobres de espíritu” seguidoras de YHWH. Ésta no es la única indicación de que Saúl/Pablo —de quien los “helenistas” entre los primeros cristianos desconfiaban tanto que quisieron matarlo (Hechos 9:29)— en efecto soñaba con cambiar las orgullosas naciones del Imperio romano en sirvientes dóciles de la oligarquía pluto-teocrática hebrea de su propio tipo. Lo trasplantado del Antiguo Testamento al Nuevo, esencial para entender la idea del judeo-cristianismo de que “el más joven (el menos informado) es mejor que el mayor (el más in-formado)”, tuvo un tremendo impacto en las naciones cristianizadas, una vez que la Biblia llegó a ser extensamente leída en el siglo XVI. Es en este tiempo cuando comenzó la dominación social del burgués sedentario e intolerante en todas las naciones golpeadas por el protestantismo, en particular en Inglaterra, que pronto tomó el liderazgo en el desarrollo industrial y comercial despreciado por la aristocracia.
El proceso orgánico, en el cual organismos vivientes de baja complejidad comienzan a parasitar en formas vivientes estructuralmente (y genéticamente) muy especializadas, es conocido no sólo en la historia de la Civilización Occidental sino también en el caso de una enfermedad muy popular en Occidente descrita por el término general de cáncer. Es entonces de interés lograr una comprensión profunda, obtenida por la observación de los detalles de la “infantilización” ética y dianoética de la sociedad occidental moderna —en particular la estadounidense—, como modelos para la des-diferenciación que caracteriza a un tumor corriente. Aquí las analogías son ciertamente impresionantes y están profundamente fundadas, ya que provienen de la misma fuente inmutable, a saber, de la Ley del Hilozoísmo de Lamarck:
1.— La escritora y filósofa judía estadounidense [de origen ruso] Ayn Rand, en su libro verdaderamente profético “La Virtud del Egoísmo” (The Virtue of Selfishness, 1964), descubre que toda la Historia podría ser descrita como el individuo que se aleja de la influencia de la “tribu”. El problema es que un individuo, criado sin interacciones densas con sus vecinos “tribales”, es prácticamente incapaz de alcanzar etapas elevadas de su desarrollo ético y dianoético, ya que estos rasgos de la personalidad son formados por interacciones cercanas con adultos, sirviendo como modelos a ser imitados por los más jóvenes. Una vez que el desarrollo de una persona permanece artificialmente inhibido en la etapa del llamado “egocentrismo infantil” (como ocurrió en el caso del bíblico Jacob), tal persona naturalmente comienza a comportarse como un “extranjero” que es hostil a la vida colectiva de la “tribu” que lo rodea. Lo mismo se aplica en el caso de pequeños fragmentos de tejidos animales que fueron artificialmente separados —y cultivados “in vitro”— durante un tiempo prolongado, no teniendo así la oportunidad de participar en los movimientos colectivos de los tejidos del organismo. Estos microtejidos “elegidos” (por su separación), que fueron mantenidos inmovilizados durante varias semanas, una vez que ellos son reincorporados “in vivo” en los órganos paternales, desarrollan la tendencia a formar tumores “egoístas”.
2.— Entre las poblaciones anglosajonas, consideradas como las más desarrolladas, se practica una profunda separación entre “rico” y “pobre”, con clases altas que viven prácticamente aisladas de las masas de los “poco favorecidos”. Como dijimos, tal aislamiento artificial provoca que los súper-ricos consideren a los pobres como “extranjeros” en sus propios países, y así estos “extranjeros artificiales” se convierten para ellos en objeto sólo de una explotación despiadada (o eventualmente de una erradicación). Lo mismo sucede a escala microscópica, cuando las escasamente diferenciadas células neoplásicas, que espontáneamente se aíslan a sí mismas de sus vecinas más maduras mediante antígenos “embrionarios” secretados por ellas, comienzan a considerar el cuerpo que las alberga sólo como “el pasto”, permitiéndoles la realización de su egoísta objetivo “teleonómico” de un continuo crecimiento no-diferenciado.
3.— El agente (“antígeno embrionario”) que desempeña el papel de una “pantalla” que separa al éticamente (y dianoéticamente) no madurado Pueblo Elegido de las naciones circundantes, es la Sagrada Escritura, que instruye a sus lectores “Sed fructíferos y llenad la tierra. El temor y el miedo hacia vosotros serán sobre cada bestia de la tierra” (etc., verGénesis 9:2). El Escritor Divino (¿YHWH?) de esta “bendición” con toda evidencia era un Ser Deficiente: él carecía de la vista, la que le habría permitido admirar la belleza de la Naturaleza, y carecía de una mente capaz de razonar —como lo hizo Aristóteles— que el hombre es un elemento inherente del mundo animal (al cual zoon los irreflexivos yahvistas se supone que han de aterrorizar y explotar). A escala microscópica la “ética” (el comportamiento) originada de tal “bendición de D–s de los terroristas globales”, es comprendida mejor por un tumor común, que en efecto es un “ser” carente de receptores que le permitan percibir objetivos más altos de comportamiento de sus maduros vecinos celulares.
La descrita anteriormente IDENTIDAD DE OBJETIVOS (finalidad, teleología) de la civilización judeo-cristiana inspirada por su “Señor”, con la finalidad “vegetal” de un tumor que evoluciona hacia su malignidad, nos permite predecir la clase de futuro que la Civilización Terrorista estadounidense “bajo D–s” está preparando para el planeta entero. He aquí el mejor ejemplo: cómo en la pre-Antigüedad lo que puso fin a la historia de éxito temporal del “bendito por D–s” Jacob, fue la miseria de la muy extensa familia de este Patriarca, una vez que una sequía transformó en un desierto los pastos sobreexplotados de este laborioso antepasado de los contemporáneos hombres de negocios. Fue la avaricia irreflexiva de este “patriarca” corto de vista lo que preparó el terreno durante los posteriores cientos de años para la auto-esclavitud de los judíos en Egipto.
Demás está añadir que la salvación del triste destino de los “hijos del ciego Jacob”, podemos esperarla sólo por el retorno a la ética (y dianoética) que caracteriza al hermano mayor de Jacob, el de alma grande (megalopsychos) Esaú. Este último, no titubeando en casarse con mujeres de las tribus vecinas, “héroe negativo” de la Biblia, miró con desprecio la bárbara ética religiosa de su propia familia y los fraudes de su mentalmente discapacitado y ambicioso hermano. Según los temerosos escritores cabalistas de los cuentos del “Zohar“, completado a finales de la Edad Media, «el desastre más grande (para el mundo) llegará cuando “Esaú regresará y quemará la Torá, el Libro de Ley”». Tal solución práctica al problema del terror organizado en todo el mundo por los adoradores de YHWH, la encontramos ya en las propuestas, olvidadas en el presente, de “La República” de Platón, y en los libros sobre “ética” (comportamiento) escritos por Aristóteles. Huelga decir que el emperador romano Adriano casi logró la erradicación del indignante “virus” del tumor mental escondido en la Biblia.
Pero eso fue hace dos mil años. En los actualizados tiempos modernos las ideas anti-yahvistas resucitaron en “Philosophie Zoologique”, publicada en 1809 por Jean Baptiste de Lamarck, en el ensayo de Karl Marx “Zur Judenfrage” de 1844, y por supuesto en los trabajos de Jean Piaget sobre las etapas consecutivas del desarrollo mental de los niños. Pero a fin de hacer lugar para estos programas de educación racional, tenemos que poner en la papelera de reciclaje de nuestro computador personal una verdadera “montaña” de basura intelectual, comenzando con las “Cartas” de Pablo, y finalizando con las copiosas mentiras neo-darwinianas, que son particularmente abundantes en “la ciudad brillando en la colina”.
Zakopane, 20 de Diciembre de 2005.